Dice Jon Mardaras, terapeuta de CREA, en uno de los vídeos que hemos publicado en Internet, que la terapia de grupo es el “corazón” del tratamiento, la “sala de máquinas”. Y es verdad.

Las personas que hemos sufrido una adicción sabemos lo mal que se pasa cuando el consumo se ha disparado y la dependencia es severa. Sea a sustancias psicoactivas -alcohol, cannabis, cocaína, speed o fármacos- o a conductas compulsivas como juego, sexo o compras.

Una de las sensaciones más terribles de las personas que hemos llegado a ese punto es la de soledad. Cuando uno está atrapado en el consumo de drogas o en la repetición de conductas como el juego acumula problemas, deudas, conflictos y situaciones complicadas.

Pero a toda esa lista de desastres -que cuando uno toca fondo no caben en un folio- hay que sumarle la sensación intrigante de estar solo, aislado, desconectado de tu familia y de las personas que quieres.

¿Cómo va a exponerse un adicto al juicio de sus seres queridos? Precisamente la familia, la pareja y los amigos verdaderos son quienes hablan claro y hacen lo necesario por alejarte de las drogas.

Ningún adicto sin recuperar permite esa intromisión. La adicción es una enfermedad mental y contraviene la lógica. Por eso el adicto rechaza los cables que le tienden. Para seguir consumiendo.

La persona adicta rompe puentes y se aísla cada vez más. No quiere injerencias ni quiere testigos. No acepta consejos ni admite advertencias.

La sensación de soledad es terrible. Uno se siente cada vez más lejos de los suyos y cada vez, más bicho raro. Te ves incapaz de contar a nadie lo que te pasa. Sospechas que nadie lo entendería. La pescadilla se muerde la cola. No lo hablas con nadie y por no hablarlo sigues metido en una rueda imparable.

Terapias espejo

Todo esto cambia radicalmente cuando inicias el tratamiento. De ahí la importancia vital de traspasar la puerta de un centro como CREA y dar así el primer paso.

Por fin encuentras un sitio en el que hablar de tu problema con personas que pasan y han pasado por lo mismo. Las primeras veces, cuesta hablar delante de los demás. Pero después es un alivio expresar lo que llevas dentro, muy dentro, y que nunca has compartido con nadie.

Es liberador poder comunicarte al fin. Contar a personas que han pasado por lo mismo o similar tu historial de consumo, tus desastres, tu sentimiento de culpa y la sensación de vergüenza.

La fuerza del grupo deja huella rápido. Empiezas, después de muchos años sin hacerlo, a expresarte y a escuchar. Abres los oídos, admites consejos y te dejas guiar por quienes han pasado por lo mismo que tú hace ya tiempo y saben qué hay que hacer para recuperarse.

Son terapias espejo donde descubres de ti a través del otro. Ves reflejado en los otros lo que te ocurre a ti. Y a través de los otros vas conociéndote mejor a ti mismo.

En CREA, contamos con un equipo formado por médico, psicóloga y terapeutas. Hacemos terapia individual. Atendemos desde el enfoque médico y psicológico a cada paciente por separado. Pero sabemos por experiencia que la partida, el futuro del paciente, se juega en la terapia de grupo.

Del vínculo que el paciente sienta con su terapeuta y sus compañeros. Y de la capacidad que tenga de escuchar a los demás y, sobre todo, de abrirse y conectar con su interior -pensamientos, emociones y sentimientos- dependerá su evolución.

Y hay un hecho en recuperación que es irrefutable. Ninguna persona adicta se rehabilita sola. Necesita ayuda. Necesita al grupo.