“Hola, me llamo Pablo y soy derrochólico”. Es una campaña del Gobierno de España. Lleva el sello del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).

La ficción publicitaria, que se cierra con el eslogan ‘De malgastar también se sale’, presenta a un grupo de personas en círculo con la cara tapada que confiesa malgastar energía como si de una terapia de personas adictas se tratara.

La adicción es una enfermedad que padece el 10% de la población. En España, 4,7 millones de personas. De estas, solo un porcentaje pequeño hace tratamiento. El esfuerzo de quienes acuden a terapia y de sus familias es enorme y digno de elogio.

Por eso la citada campaña es un despropósito. Porque los adictos merecen el mismo respeto que quienes luchan por superar otras enfermedades. Y porque no son irresponsables, como hace ver el anuncio, a quienes deba taparse el rostro, sino personas necesitadas de atención sanitaria y terapias.

¿Qué piensan de esta campaña los responsables del Ministerio de Sanidad y del Plan Nacional Sobre Drogas?